Los incendios en la España atlántica son mayoritariamente provocados. Y son un problema ambiental de primera magnitud, al que tendíamos que estar buscando soluciones desde hace décadas.
Para solucionar problemas, hay que diagnosticar correctamente, y no estoy seguro de que vaya a ocurrir: hoy en la prensa y en redes sociales me encuentro alarma y tristeza. Pero asoma también, mientras todavía arde, la apología y la comprensión, ese fenómeno que determina que las leyes ambientales pesen mucho menos que las otras. Así que sin más enlazo a los números, a la información, esas herramientas que ayudan a fijar objetivos mucho más que la adoración de ídolos.
El enlace anterior lleva a las Estadísticas de Incendios Forestales del ministerio con competencias actualmente. En ese portal recomiendo especialmente el informe «Los Incendios Forestales en España 2001-2010», y concretamente el gráfico 6.2, «Número de siniestros por áreas geográficas y grupos de causas, 2001-2010». Me permito la licencia de incluir una captura de pantalla de ese gráfico, por estar el documento disponible al público:
A partir de ahí, habrá que buscar respuesta. Habrá que discutir que hacer con otra tradición letal, basada en negar lo aprendido en 200 años de ciencia.
PS 2015.12.21: de otra cosa no habrá datos públicos, pero de incendios sí. Aquellas personas interesadas en series detalladas para Asturias, las encuentran en el portal SADEI (Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales); el buscador de la esquina superior derecha devuelve fácilmente las estadísticas de interés. Por ejemplo, 8558 ha quemadas por año entre 1990 y 2014. Pero tranquilos, que es «tradición»…
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